Un 8 de febrero de 1994 fallecía en Rosario el bioquímico Juan Carlos Espina, quien fuera el primer Secretario General del Movimiento de Liberación Homosexual (MLH) entre 1984 y 1986, primera organización LGBTI de la ciudad de Rosario y la provincia de Santa Fe. Durante los primeros días de marzo tendrá un merecido homenaje a cargo de compañeros de lucha, amigas y amigos, familiares y autoridades municipales y provinciales.
Juan Carlos Espina era un militante entrañable e incansable, y se animó a tomar la voz por el colectivo LGBT+ en tiempos difíciles. A pesar de transitar su acción política en la recientemente recuperada democracia, aún continuaban las razzias, la persecusión policial, la violencia institucional y el estigma y la discriminación como marcas a fuego para toda una comunidad.
Para recordarlo, qué mejor que recuperar los testimonios de quienes, desde distintos aspectos de su vida, acompañaron a Juan Carlos en esos difíciles años que sentaron las bases para tantos logros y conquistas que el movimiento del cual fue pionero, lograría años más tarde.
En palabras de Adrián Sánchez, compañero de Juan Carlos y segundo Secretario General del MLH “Un día, que no puedo precisar, del invierno de 1980 Juan Carlos me dijo que había que comenzar a luchar por nuestros derechos, “estoy cansado de que nos llamen putos y enfermos, amar no puede ser una enfermedad, enfermos y egoístas son los que nos desprecian sin razón. Vamos a reunirnos los domingos con los amigos a charlar sobre nuestros sentimientos, a pensar, a hablar de lo que hay que hacer”. Eso me dijo Juan y en menos de una semana él ya había tomado la iniciativa de hablar con algunos amigos de confianza y el domingo siguiente tuvo lugar la primera reunión. Este grupo embrionario funcionó en completo secreto. Eran tiempos de dictadura, las razias de la policía en bares y lugares frecuentados por “las travestis, las tortas y los putos” eran tan frecuentes como las palizas, extorsiones y alguna que otra ocasional muerte violenta. Surgía el Movimiento de Liberación Homosexual y Juan Carlos fue su primer Secretario General (1984/1986). Ellos tuvieron la visión de enmarcar la lucha por los derechos de la diversidad sexual en un contexto mayor: las luchas por un mundo digno de vivir en él, la férrea defensa de los derechos humanos para todas y para todos en el camino hacia la emancipación de los pueblos, apoyando los reclamos de otras organizaciones de Derechos Humanos; marchando como Movimiento de Liberación Homosexual en las primeras demostraciones por la Aparición con Vida de los Desaparecidos, Juicio y Castigo. En la década de los 80’s el MLH emergió con una misión ambiciosa, al mismo tiempo tuvo que hacer frente a la aparición del SIDA. Hacia 1987 el MLH lanzó la primera campaña de prevención contra el SIDA en Rosario.”
Otro de sus compañeros de lucha, y referente del colectivo LGBTI de la ciudad Carlos Italiano expresa “Entre un ser común y uno excepcional hay un espacio que cubre la memoria en todas sus formas y dimensiones. Los seres comunes quedan alojados en el recuerdo de sus seres queridos y suelen traspasar generaciones de un mismo tronco familiar. Los seres excepcionales quedan grabados -además- en la memoria colectiva de una sociedad, de una cultura, a través del tiempo histórico y de sus espacios. Sin dudas, Juan Carlos Espina pertenece a ambos linajes y por eso su memoria moviliza no solamente a sus seres amados por vínculos de sangre, sino a quienes tuvimos el privilegio de conocerlo como activista pionero en la lucha de la defensa de los derechos de las minorías sexuales. “Vos tenés que militar con nosotros” me dijo una tarde rosarina y sueñera como su río y desprendió su sonrisa inolvidable, esa espuma de ángeles que brillaba también en su mirada inteligente y penetrante. Y me fui con “ellos”. Ellos que pasó a ser nosotros cuando ingresé al MLH de su mano, cuando escuchándolo me di cuenta que ponía en palabras lo que yo llevaba puesto en mi vida desde que había comprendido mi ser diferente y perseguido porque no era - no soy- heterosexual, pero tampoco era heteronormativo."
José María “Pepe” Díaz de Brito, integrante de la Casa LGBTI y fundador de VOX Asociación Civil y militante de Colectivo Arco Iris entre otras organizaciones recuerda que “Lxs militantes de los últimos años y lxs jóvenes generaciones tienen un camino más fácil por la labor previa de abnegados militantes como Juan Carlos Espina, de quien podemos decir que fue el primer militante gay público de nuestra provincia. El tuvo que tropezar con innumerables obstáculos para abrir duramente el camino que luego transitaron nuevas y más numerosas generaciones de militantes populares.
En fin, éramos “putos, tortas y travas”. Y a mucho honor. De allí viene la palabra Orgullo que aplicamos a nuestros festejos. Orgullo de haber sacado de nosotrxs la vergüenza y la culpa que tantos siglos de cultura sexista, patriarcal y binaria nos han impuesto como sanción condenatoria por no seguir el camino establecido por esta sociedad hipócrita."
Su hermano, Jorge Alberto Espina, lo recuerda desde un lugar más personal “Fuiste un distinto, caminaste por caminos difíciles en épocas oscuras. Desafiaste la dictadura, los miedos y la moral de aquellos tiempos. Trabajaste por tus ideales, sin buscar nada a cambio, solo construir un lugar donde sean respetados todos los derechos. Sabías que lleva tiempo, pero hay que poner la semilla para que más temprano que tarde la sociedad se empodere y logre ir avanzando hacia esos objetivos. No solo organizaste y fuiste el primer secretario general del Movimiento de Liberación Homosexual, también te uniste a la lucha por otras emergencias de la época, marchamos juntos por el fin de la dictadura y estabas en esos primeros grupos de apoyo a las Madres de Plaza de Mayo. También estuviste en los primer y difíciles años de la aparición del SIDA, tu profesión de Bioquímico te permitió ser un adelantado trabajar en la detección del virus, haciendo los primeros test, pero impulsando que los mismos sean gratuitos y anónimos."
Durante el mes de marzo se realziarán diversos homenajes a la figura de Juan Carlos Espina, impulsados por sus compañeros de lucha y familiares. Ésta iniciativa tuvo su orígen durante 2019 con motivo de los 25 años de su fallecimiento, y se concretarán durante 2020.
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